18 de marzo de 2016

No querer nunca crecer por si se nos escapa el tiempo




Es curioso cómo cambia la percepción del tiempo según la persona, el lugar o la situación. A veces, desearíamos poder manejar las agujas del reloj a nuestro antojo: adelantarlas cuando las horas se nos hacen interminables, o bien detenerlas cuando parece que el tiempo vuela. Y es todo producto de nuestra mente.
La persona más especial del mundo puede convertir los meses en minutos. Sin embargo, otras veces los mismos minutos se hacen horas.
Cuando éramos pequeños, deseábamos con fuerza ser mayores, vivir cosas nuevas, no depender de nadie, hacer otros planes, experimentar otra vida diferente… Pero ahora, de adultos, nos aferramos a cada segundo que nos regala la vida, lo agarramos muy fuerte para aprovecharlo al máximo, sabiendo que nunca volverá. Cada segundo es irrepetible, cada vida original y cada persona inigualable. Por eso intentamos vivir la vida al máximo, pues vida no hay más que una y solo nosotros somos los creadores de nuestra propia historia.

Y no querer nunca crecer por si se nos escapa el tiempo.

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