22 de marzo de 2016

Han pasado muchas lunas




No somos los mismos que un día fuimos.
 
El tiempo todo lo cambia, aunque a veces no nos demos cuenta.
Los fríos inviernos llegan a su fin, el abrigo en el que una vez nos sumergimos, ya no volverá.

Los relojes marcan la misma hora en la que dejamos de ser quiénes nos gustaba ser. Ese tic-tac insoportable se mete en mi cabeza recordándome que el tiempo fluye.

Todo en lo que nos hemos convertido es producto de nuestras decisiones y nuestras circunstancias. Quizás alguna vez se reencuentren, bajo un aspecto diferente, tan diferente que quizás ni se reconozcan.

Estamos hechos de razón e intención, y esto es lo que marca toda nuestra existencia. Nos adaptamos a los hechos y situaciones, intentando dejar nuestra esencia intacta.
Pero las lecciones de la vida nos hacen madurar, unos lo hacen antes y otros prefieren esperar a que la venda se caiga por sí sola.

Y mientras crecemos, esperamos que la vida nos sorprenda despiertos, buscando un nuevo sueño y algo para recordar.

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