Personas que siempre estuvieron ahí, pero de
distinta manera que en este momento. Momentos inesperados que se convierten en
promesas.
Palabras que van llenando tu alma poco a poco.
Una simple mirada que recorre todo tu cuerpo, centímetro a centímetro y que te
eriza la piel.
Una sonrisa que ilumina hasta el más recóndito
de los lugares, donde nada malo puede ocurrir.
Unos brazos donde refugiarte cuando hace frío
o te sientes desolado.
Ese diario donde desahogarte siempre que lo
necesites.
Esos ojos, sus ojos, que te miran de forma
diferente.
Esa sonrisa, su sonrisa, que siempre te fue
familiar.
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