La tranquilidad siempre me sonó extraña.
Cuando estás luchando por conseguir tus metas, siempre aparece algún obstáculo
que superar. Pero esta es la vida que vivimos, llena de trampas, acertijos y
laberintos que nos hacen más fuertes, más grandes. Aquella tranquilidad se
percibe en el horizonte, casi inalcanzable, como una puesta de sol, fascinante,
pero a la vez lejana y momentánea. Solo algunos logran alcanzarla, pero cuando
lo logran, siempre acaban persiguiendo algún monstruo con el que pelear. Es por
eso que la tranquilidad siempre me sonó extraña.
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