Cuando te pienso, no hay bestia que me
destruya ni mal que me atormente.
No hay soledad que me asuste, porque tú
siempre estás conmigo.
El miedo se convierte en fuerza y el odio en
esperanza.
Cuando te pienso, no hay mal que por bien no
venga.
Cuando te pienso, me disfrazo de ganas de
vivir y sacar lo mejor de mí.
Cuando te pienso, las guerras se convierten en
paz y tranquilidad, pues tú las libras conmigo.