Jugando a ser eternos
Jugábamos a ser fuertes, jugábamos a no
confiar, jugábamos a no sentir, jugábamos a esperar que pasara todo, cuando
realmente lo que pasaba era el tiempo. Tiempo sabio, tiempo eterno, tiempo
limitado. Aquel que sabe poner a cada uno en su lugar, aquel que nos enseña a
disfrutar de las pequeñas cosas que nos da la vida. Y mientras tanto, jugamos a
ser eternos, y otras a ser fugaces.
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