12 de febrero de 2016

A Corazón Abierto



Hay veces, que cuando sentimos las cosas intensamente, nos dejan sin respiración. Las vivimos tan profundamente que el corazón se nos para por un momento, hasta que éste vuelve a latir. 

La vida está llena de momentos como estos. Lo malo es cuando esos momentos no son de alegría, sino de tristeza, duda, incertidumbre o enfado. 

El amor no debería doler. El amor debería sanar. Sanarnos por dentro y por fuera.
El amor no debería desgarrarnos el alma, pues cuando el alma se desgarra, perdemos una parte de nosotros, de nuestra esencia, de lo que somos. El amor debería aceptarnos y no intentar cambiarnos, sino ayudarnos a ser mejores. El amor debería mantenernos intactos, sin cortes.

Pero el amor duele. Es una realidad. No debería doler, pero duele.

Duele porque nos aferramos a algo que existe en nuestra mente, pero no en la persona a la que queremos. Esta persona es real, con sus virtudes y sus defectos, pero nuestra imagen de ella es diferente dentro de nuestra cabeza. Y cuando no cumple esos requisitos, nos desilusionamos y enfadamos.

El amor duele porque a veces empieza como algo inocente, que crees que no va a hacer daño a nadie. Pero a veces lo hace. Duele porque no siempre las ilusiones y expectativas son compartidas. Duele porque a veces no se dice del todo la verdad. Duele porque por mucho que hayas sufrido, te vuelves a arriesgar sin pensar en lo que ocurrirá después.

Te repites a ti misma que todo se soluciona, que todo cambia, que todo va a ir bien. Pero no. No va bien. Va de mal en peor, hasta que no puedes más y agarras con ese último aliento las ganas de recuperar tu estabilidad emocional.  Porque todo esto te está matando poco a poco. Te rompe por dentro, llevándose la esencia de lo que eras y no puedes ser. Y el amor no debería romperte.

Dueles, curas y vuelves a doler.
Porque más tarde o más temprano el dolor vuelve y todo se repite.

Pero como todo lo que duele, al final llega un momento en que deja de doler. Y es ahí cuando respiras.

No hay comentarios:

Publicar un comentario