23 de febrero de 2016

A qué sabe el amor



A todos aquellos que preguntan a qué saber el amor, personas sin experiencia en este tema, desconfiadas o que alguna vez confiaron demasiado en algo que al final acabó derrumbándose, dejando solo escombros, llevándose el aire consigo toda fe y esperanza que habían depositado en el amor. Parece ser cierto que esto nos ha pasado a todos alguna vez, la diferencia está en que algunos se rinden a la primera de cambio, y otros prefieren luchar sabiendo que alguna vez lo conseguirán.

El primer amor parece ser el más puro, el que más te atrapa, por eso suele ser el más difícil de olvidar y al que más temes dejar atrás para embarcarte en otro viaje cuando de la noche a la mañana éste desaparece. En él nacen los primeros sentimientos, que nunca podrás olvidar (para bien o para mal) y que se quedarán en tu mente para recordarte qué haces bien y qué haces mal en un futuro. En él depositaste las ganas de experimentar, tu juventud y las ganas de que este amor no terminara nunca. Pero a veces termina. La mayoría termina. Sin embargo, no es el fin del mundo. Aquellas lágrimas derramadas por algo que creíamos eterno acaban por cesar, y a pesar de sufrir durante meses o incluso años, te dejan una de las mejores cosas que hay en la vida: amigos en los que confiar y que demuestran estar ahí para lo bueno y lo malo.

A partir de aquí, tu primer amor se convertirá en una sombra que te persigue allá donde vayas, pues lo ves en todas partes y de hecho a veces quieres ver ese primer amor en todas partes. Cada vez que cruzas la esquina, un sudor frío te invade el cuerpo pensando que alguna vez acabarás por cruzarte con él o ella. Hasta que al final ocurre: es casi inevitable, te quedas sin aliento, recordando la última vez y lo distinto que es ahora, casi como extraños.

A veces es incluso peor, pues puede ocurrir que la amistad os uniera o que os hiciera más inseparables. A veces solamente quieres salir corriendo y evitar lo inevitable, pero algo te frena y piensas que alguna vez vas a tener que enfrentarte a ello, y aceptas. Otras veces simplemente te acostumbras o deseas perder a esa persona de vista por el daño causado, o acabas por ignorar a esa persona porque no merece la pena. 

Sea cual sea la situación, el tiempo todo lo cura. Al final solo existe el recuerdo y acabas por aceptar que siempre será algo importante en tu vida. 

Más tarde, puedes llegar a pensar que no quieres volver a vivir una situación así, y tiras la toalla, porque no quieres volver a sufrir. Qué pena que el corazón tenga otras razones. Cada vez que te interesas en alguien, algo te frena y quieres evitar que ocurra algo más, pues crees que no es el momento. Otras personas, en cambio, no le tienen miedo a nada y se lanzan sin tener nada que perder. Y es que al final todo llega, da igual la de veces que intentes evitarlo o negarlo, siempre habrá algo que aparezca sin dar ninguna explicación.
Así que a aquellos desconfiados o que han confiado demasiado en el amor sin éxito, les digo que merece la pena. Lo merece mucho. A veces tienes que caerte para levantarte más fuerte y con más ganas, pues no todo es malo. Al final acaba apareciendo esa persona que te deja sin aliento, en la que acabas por confiarle tu vida entera y por la que morirías si algo ocurriera. 

A todos aquellos que preguntan a qué sabe el amor, yo les digo: sabe a arriesgarse sin tener nada que perder, pues no debe existir nada en el mundo que pueda hundirte y no salir de ello. Sabe a ganas de vivir, de probar cosas nuevas, de confiar en alguien que puede que no te traicione, a tener un apoyo tan grande que descubres que puedes hacer cualquier cosa que te propongas. Sabe a no rendirse nunca, a saber salir adelante por muchos obstáculos que os encontréis. 

Sabe a dulzura, a pureza, a locura, a nobleza. Sabe a poder compartirlo todo con esa persona, a no flaquear, a querer dar siempre más, a reinventarse y a crecer cada día más. Sabe a crear una nueva vida, crear un hogar donde todo es posible. Sabe a darlo todo sin guardarse nada, a confianza. Sabe a lograr la plenitud y máxima felicidad. Sabe a puro amor. 

Y aunque sigáis sin creer, siempre quedarán razones que os dejen sin aliento una vez más.

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