Arriésgate y vive.
Como si nunca te hubieras caído.
Como si nunca te hubieran herido.
Como si fuera el primer día de tu vida o el
último de tu existencia.
No mires atrás.
Los problemas se solucionan, las lágrimas se
secan, las heridas se curan y el tiempo se agota.
Exprime cada momento como si no volviera a
volver, porque de hecho, no vuelve.
La vida está hecha para devorarla, para no
dejarse nada en el tintero, para descubrirnos a nosotros mismos.
La vida duele, pero también te sorprende.
No tengas miedo a vivir. No tengas miedo a
soñar. No tengas miedo a querer.
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